La expulsión forzada del contenido gástrico (vomito) y su aparición repetida en el recién nacido o lactante nos hace suponer una serie de causas. Una de ellas, que alarma mucho a los padres, aunque afortunadamente tiene solución (quirúrgica), es la estenosis hipertrófica del píloro. La estenosis hipertrófica del píloro suele presentarse en uno de cada 500 recién nacidos con la particularidad de que es más frecuente en niños (4/1).
El píloro se halla situado en la porción final del estomago y a través del mismo el alimento pasa al intestino. En caso de estrechamiento del mismo (estenosis) debido al aumento de sus paredes, es decir por hipertrofia de las mismas, cuya causa se desconoce y que se va produciendo en el transcurso de varios días, el alimento no puede pasar hacia el intestino y por tanto se almacena en el estomago, dando lugar a la expulsión del mismo (vomito).
La aparición de los vómitos típicos de la estenosis pilórica (como se la conoce usualmente) aparecen progresivamente hacia la segunda o tercera semana de vida, pudiéndose pensar en principio en otras causas (regurgitación por ejemplo). Sin embargo en este caso los vómitos se caracterizan por aparecer forma de “escopetazo” y después de cada una de las tomas de alimento (incluso antes de finalizar las mismas). Todo ello lleva a que el niño este irritable y se vaya deshidratando por perdida de líquidos y electrolitos (principalmente cloro y potasio). La ausencia de fiebre hace descartar que los vómitos tengan como causa una infección (de orina o una meningitis). En estos casos es preciso llevar a cabo una ecografía la cual pone en evidencia tal proceso. La cirugía después de corregir las alteraciones electrolíticas es necesaria e imprescindible en estos casos.
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