Es de todos conocido que el huevo es uno de los alimentos que con mayor facilidad pueden dar lugar a alergias y que la yema posee menos propiedades alergizantes que la clara. Es por esta razón que la yema puede ofrecerse al niño a partir de los 10-11 meses (siempre cocinada pues de esta manera se reduce sus propiedades alergizantes) y la clara a partir del año (disuelta en la papilla).
Hay que destacar que el huevo posee en su yema gran cantidad de proteínas y grasas polinsaturadas así como fosfolipidos, vitaminas A y B, minerales y fosforo.
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