En primer lugar hay que considerar que la fiebre es un mecanismo de defensa natural que el organismo pone en marcha para combatir una infección (generalmente por virus o por bacterias). Sin embargo la fiebre también puede ser producirla por otros procesos entre ellos el exceso de calor o abrigo, la deshidratación o también como reacción secundaria a la administración de una vacuna, etc…
- Si la temperatura es de 37-38º C. y el bebé no presenta síntoma alguno de malestar (esta animado y su estado general es bueno) no es necesario llevar acabo tratamiento de ninguna clase.
- Si la temperatura es superior a 38ºC. y existen síntomas de malestar hay que proceder a bajarla con tratamiento oportuno.
- Si la temperatura es superior a 38-39ºC. se considera fiebre moderada que requiere tratamiento.
- Si la temperatura marca entre los 39 y los 40ºC. ya se considera fiebre alta y por tanto requiere tratamiento selectivo.
- Si la temperatura es superior a 40º C. se considera que la fiebre es elevada y requiere tratamiento inmediato.
¿Y si la fiebre se acompaña de convulsiones?. Hay ciertos niños que están predispuestos a presentar convulsiones cuando tienen fiebre. Tales convulsiones denominadas febriles se caracterizan por perdida de conciencia, movimientos corporales incontrolables y hasta rigidez o flacidez generalizada. Todo ello suele durar unos cinco minutos pero en caso de repetirse y que se alarguen hasta unos 15 minutos hay que contactar con el Servicio de Urgencias. En estos niños es importante administrar un antitérmico al presentar el menor síntoma de febrícula. Hay que señalar que tales convulsiones son benignas y que suelen desaparecer hacia los seis años.
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