La curiosidad natural de todo niño le induce a meter sus deditos en los enchufes o coger un cable que no se encuentra recubierto por algún material aislante y ponérselo en la boca. Todo ello puede dar lugar, aunque con poca frecuencia (1.8% del total de accidentes infantiles) y principalmente en niños menores de cinco años a pequeñas lesiones (aunque deformantes) en los dedos y en la cara. Sin embargo, en ocasiones tales accidentes pueden ocasionar quemaduras de tercer grado (labios).
Medidas educativas de prevención
- No manipular ningún enchufe en presencia de los niños pues ellos lo imitarían.
- Utilizar elementos protectores especiales para tapar los enchufes mientras no se están utilizando e instalar un interruptor diferencial (detrás de los muebles) y que nunca cuelguen
- No dejar nunca el bebé cerca de cualquier aparato eléctrico mientras esta funcionando.
- Mantener los cables eléctricos los más alto posible.
- Desenchufar siempre todos los aparatos eléctricos mientras no se estén utilizando.
- Mantener fuera del alcance de los niños todo objeto que pueda introducirse en los enchufes.
- No permitir que los niños jueguen con cables eléctricos.
- Llevar a cabo las revisiones periódicas de las instalaciones.
- Instalar en la casa disyuntores diferenciales.
- Separar las tomas de corriente y las tomas de agua.
- Conozca aquellos artículos de seguridad en el mercado ya que su instalación puede evitar accidentes de esta clase.
Primeros auxilios inmediatos
- Mantener la lesión bajo un chorro de agua fría durante unos 10 minutos para así enfriar la quemadura.
- Proteger la quemadura cubriéndola con un apósito.
- Si la quemadura es grave…
- Trasladar el accidentado al centro Hospitalario más cercano.
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