Es evidente que el bebé no puede avisarnos en el caso de que sus zapatos le queden pequeños y le molesten, puesto que los zapatos son tan flexibles que sus pies se adaptan al tamaño del zapato.
Ahora bien ante el peligro de que el zapato apriete sus pies y pueda obstaculizar el movimiento correcto del mismo hay ciertos indicios que pueden poner de manifiesto tal anomalía a saber….
- Si entre el pié y la puntera del zapato queda un espacio inferior al ancho de un dedo.
- Si al quitarle los zapatos cierta parte de los píes están enrojecidos.
- Si las uñas tienden a curvarse hacia arriba o están descarnadas.
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