La “onicofagia” o habito compulsivo de morderse las uñas suele aparecer principalmente antes de los tres años en aquellos niños que previamente se habían chupado el dedo.
En un principio parece ser que la “onicofagia” se presenta en ambos sexos siendo posteriormente los niños los que continúan con este hábito.
Las consecuencias que pueden presentarse, en caso de que la “onicofagia” se transforme en un acto crónico, pueden ser de cierta gravedad tales como infecciones bacterianas, víricas o por hongos, maloclusiones y malformaciones dentarias y dificultad en el habla sin olvidar aquellas desde el punto de visita estético.
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