Ante la llegada de la primavera y el verano las “fresas” (una de las frutas más llamativas por su agradable aroma y su dulce sabor) son un buen postre para los niños pudiendo ofrecérselas al “natural” (siempre lavadas) o troceadas con leche, en papillas o en forma de batido. En los bebés la ración deberá ser aproximadamente de unos 50 gramos trituradas en la papilla o incluso en yogures y luego incrementar la cantidad a los 100 o 150 gramos.
Existen varias clases de fresas saber: las del bosque y las cultivadas o fresones (sin grandes diferencias nutricionales entre las unas y las otras.
La fresas tienen escaso aporte calorico por su escasa cantidad de hidratos de carbono y poseer mucha agua por lo en su ingesta se evitan los problemas de sobrepeso y obesidad.
Por otra parte las fresas son muy recomendables por su contenido en vitaminas (principalmente Vit.C.), sales minerales, potasio y hierro. Ademas por su contenido en fibra poseen cierta acción laxante.
Una de las características de las fresas es que son muy delicadas por lo que se estropean fácilmente razón por lo que es conveniente guardarlas en un plato (no amontonarlas) y meterlas en el frigorífico o en lugares frescos en que llegue luz directa. En estas condiciones resisten unos cuatro o cinco días.
Sin embargo, en algunos niños las fresas pueden dar lugar a ciertas reacciones alérgicas razón por la cual no es conveniente introducirlas en la dieta del niño antes del año de edad y observar cualquier reacción cutánea que pudiera presentarse poniéndola en conocimiento del pediatra para su tratamiento.
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