Estudios recientes han demostrado que la “sonrisa del recién nacido” obedece a una acción instintiva indispensable para comunicarse con el exterior y que es debidas a una reacción espontánea, no intencionada, que se produce como expresión de un bienestar externo.
La sonrisa forma parte del desarrollo afectivo del recién nacido, el cual a través de ella expresa sus emociones y se comunica con los demás para obtener de esta manera el afecto y el cariño que precisa.
En un principio las sonrisas suelen aparecer cuando el niño empieza a dormirse y también cuando ya esta dormido. Es alrededor de las cuatro a las seis semanas de vida cuando el niño sonrie como respuesta a alguien que le habla o lo mira fijamente . Tales sonrisas se las conoce como “sonrisas sociales o de reconocimiento”. No hay que confundir la sonrisa con las muecas que los recién nacidos acostumbran hacer levantando la comisura de los labios ya que estas son un acto reflejo, es decir una expresión de bienestar que el bebé muestra cuando se siente feliz y relajado.
A partir de las cinco semanas (conforme avanzan las capacidades perceptivas y cognoscitivas) las sonrisas en el niño son más frecuentes y expresivas (reflejo de su bienestar).
Las primeras sonrisas son para la madre (a pesar que el niño parece ser se ríe más con el padre). A los 4-5 meses el niño también dedica sonrisas al padre.
Alrededor de los 8-9 meses de edad el bebé empieza a reír de manera breve e incompleta al ser sometido a un estimulo sensorial (soplarle la oreja, hacerle cosquillas etc.).
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