Un 95 % del estreñimiento en los niños es debido a la escasez de agua y fibra en su dieta y el 5% restante a problemas psicológicos y emocionales.

Puede decirse que un niño va estreñido si evacua dos o menos veces por semana, si las heces son de consistencia seca o en forma de bolas y le cuesta expulsarlas. En todo ello influye principalmente una alimentación inadecuada aunque no se descartan otras causas (estrés, predisposición familiar etc.).

La dieta rica en líquidos (para favorecer el peristaltismo intestinal), y los alimentos ricos en fibra (cereales, frutas verduras y legumbres) da lugar a que las heces se ablanden.

Otra de las soluciones es el ejercicio físico diario y el educarle en el hábito de defecar (ir siempre al lavabo todos lo días a la misma hora permaneciendo sentado unos 10 minutos).

Es considerada importante la postura adoptada por el niño al hacer sus deposiciones recomendándose apoyado de rodillas en el suelo o sentado en el inodoro (con un accesorio) y utilizando en un taburete o escalón para apoyar los pies.

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