Muchos niños hacia los tres años aproximadamente presentan cierta curvatura de sus piernas en forma de X (genu valgum), mientras que en otros sus piernas están arqueadas en forma de C (genu varu).
El genu valgum (también conocido como piernas zambas o curvatura de las piernas hacia adentro), consiste en la disminución del ángulo que forman el fémur y la tibia lo que se traduce en el distanciamiento de los maléolos (tobillos) internos y en la curvatura hacia adentro de los huesos de las piernas siendo el resultado de todo ello el que los pies estén muy separados y las rodillas se toquen.
El “genu valgum” fisiológico (causado por el desarrollo normal de las extremidades inferiores) es muy habitual en las niñas y en aquellos niños más bien obesos. Tal alteración se presenta mayoritariamente de los 3 a los 6 años de edad siendo causa de frecuentes caídas, cansancio y dolores en los miembros inferiores. El genu valgum solo requiere tratamiento especifico (previa valoración por el traumatólogo considerándolo como patológico) en aquellos casos en que persiste después de los 6 años, si es unilateral y si la distancia entre los tobillos es superior a los 3-4 cm.
El evitar la obesidad , el no dejar que los niños se sienten al suelo con las piernas en W, el recomendar que caminen descalzos un ratito cada dia por la playa o césped y el engrosar la parte interna de los talones del zapato (cuña interna en talón) son recomendaciones que pueden ayudar a solucionar tal problema. Si no hay mejoría el tratamiento consistirá en colocar una férula nocturna (cuando el niño duerme).
El “genu varum” (piernas arqueadas en C o en paréntesis) consiste en el aumento del ángulo que forman el fémur y la tibia lo que se traduce en un aumento en la distancia de los cóndilos femorales lo que da lugar a la curvatura hacia afuera de los huesos de las piernas.
Es muy frecuente en los niños (menos de 2 años) presentandose al empezar a dar los primeros pasos. El genu varum fisiológico (persistencia de la posición fetal o posición de Buda) tiende a resolverse espontáneamente hacia los 2-3 años de edad. Sin embargo si la curva es muy pronunciada o persiste después de los 6 años hay que consultar con el traumatólogo. En ocasiones se beneficia de los ejercicios de estiramiento.
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