Nadie pone en duda que salir de noche con los amigos es muy divertido. El problema estriba cuando ello se convierte en una obligación de cada fin de semana.

Al margen  de los peligros que conlleva la propia nocturnidad, otra cuestión importante es el peligro que corren los adolescentes de divertirse al margen de la sociedad diurna. Es decir, muchos adolescentes pasan varios años de sus vidas fuera de los circuitos sociales o lo que es lo mismo pertenecen a la sociedad, pero aún no están dentro de ella, no viviendo integrados con la mayoría de ciudadanos sino en un mundo paralelo  minoritario nocturno.

Es importante, pues que los jóvenes adolescentes disfruten de su tiempo libre en horas no tan avanzadas de la noche y es aquí donde deben actuar los padres y educadores para  limitar las horas de regreso a casa. Por otra parte hay que animar al adolescente a desarrollar actividades matinales los fines de  semana (a titulo individual o familiar) tales como salidas, excursiones, deportes etc.

Es importante ante la actual forma de diversión nocturna de los adolescentes conseguir que cuando haya consumo de alcohol y/o otras drogas estos actos sean experimentales y de corta duración y no se conviertan en habituales o se prolonguen  durante mucho tiempo en la vida del joven. Es preciso  conseguir, que el desbarajuste nocturno del adolescente no interfiera su inclusión social diurna puesto que luego  puede resultar muy difícil la  recuperación del tiempo  perdido.

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