“El pederasta impune”- Las cotas de abuso sexual infantil actualmente están alcanzando niveles escalofriantes. Un ejemplo, de ello es que en EEUU cada dos minutos se abusa de un menor y cada seis minutos se denuncia un caso de violación. Es importante señalar que las estadísticas al respecto ponen de manifiesto que casi un millón de niños españoles sufre abusos sexuales antes de cumplir 15 años.
El lucrativo mercado de la pornografía infantil (revistas, vídeos, Internet) es la secuela y al mismo tiempo, el motor del abuso sexual del menor. Estos abusos constituyen aproximadamente el 5% del número total de violaciones (aunque este porcentaje puede aumentar debido a las escasas denuncias que se presentan).
La secuencia de este repugnante acto puede ser la siguiente: el violador seduce a su pequeña víctima ofreciéndole cosas apetitosas (golosinas, juguetes, etc). Por regla general el pederasta no acostumbra a ser un desconocido, sino un pariente o amigo de la familia, ebrio en la mitad de los casos, que tiene, pues, cierta ascendencia sobre la víctima (aunque también puede ser el propio maestro, monitor, canguro, etc.). Finalizada la violación, se llega fácilmente a un compromiso de guardar el secreto, bien sea mediante amenazas que recibe por la propia autoridad del agresor, que continúa vigente. Y así queda sellado el pacto del silencio, que normalmente es conocido como vergüenza silenciosa.
Está estadísticamente demostrado que el 80% de los pederastas sufrieron en su infancia abusos sexuales, y consciente o inconscientemente todos ellos responden al condicionante de que “el que fue castigado, castiga a otro”.
Ante la menor sospecha de abuso sexual a un niño hay que dar urgentemente parte a las autoridades y a la vez acudir al pediatra o médico de la familia, quien procederá a su reconocimiento físico en busca de lesiones (heridas alrededor del ano, desgarros del esfínter anal, rupturas vaginales, etc.) y recomendará la medicación adecuada para prevenir contagios de enfermedades venéreas (el 7% de los niños ultrajados sufren contagio por gonorrea), solicitando la colaboración del especialista en salud mental, para mitigar el trauma psíquico del niño y hacer la oportuna terapia familiar.
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