Los niños pequeños presentan con frecuencia los llamados “tics de hábito”, que en términos médicos se conoce como automatismo hípnico de hábito. Y aunque el nombre impresiona no tiene porque preocupar a ningún padre, pues se trata de un fenómeno nocturno de gran benignidad.
En estos casos el niño acostado, antes de coger el sueño, empieza a golpear su cabeza contra la almohada, bien sea boca arriba con movimientos rítmicos de balanceo hacia un lado y otro, o boca abajo a la vez que se incorpora sobre las rodillas en posición de gateo y comienza un balanceo rítmico del cuerpo y de la cabeza. Frecuentemente todo ello se acompaña de runruneos de autoacunamiento, como si el propio niño cantara para así conciliar el sueño.
Hay que insistir en la total benignidad de este tipo de automatismo, que acostumbra en ocasiones a ser hereditario, propio de niños avispados y nerviosos (muy diferente de los balanceamientos diurnos que presentan algunos niños con severos retrasos mentales) y que a menudo se inicia a los pocos meses de vida y tarda algunos años en desaparecer (habitualmente comienza sobre los nueve meses y termina antes de los cuatro años).
El único problema lo plantean aquellos casos de niños muy vigorosos que llegan a desplazar la cama con sus balanceos y se golpean contra las paredes (en estos casos la alarma, obviamente, es de los vecinos).
Otro fenómeno nocturno es el del niño dormido que empieza a dar patadas y a sacudir su cuerpo, estremeciéndose, con gran sorpresa del progenitor que ha incurrido en el error de metérselo en su cama. Tal sorpresa se convierte en angustiosa preocupación en los casos en que el niño había presentado alguna situación crítica parecida (por ejemplo, una convulsión febril), temiendo los padres su repetición.
En estos casos hay que tranquilizar a los padres, porque este fenómeno no tiene significación patológica alguna. Las sacudidas acostumbran a ser más evidentes en las piernas, presentándose preferentemente cuando el niño se adormece y en las primeras fases de sueño ligero. Cuando tales sacudidas son excesivas constituyen el llamado “síndrome de las piernas inquietas”.
Estos automatismos nocturnos no precisan tratamiento médico alguno.
Republished by Blog Post Promoter