La revisión llevada a cabo a los 30 días del nacimiento, además de ser la primera puesta en contacto con el pediatra sirve para controlar previamente el correcto crecimiento del bebé y la detección precoz de cualquier anomalía o problema de salud. Por lo que respecta al estado nutricional del bebé hay que tener en cuenta que el peso del recién nacido a termino oscila entre los 2.5 Kg. y los 4.Kg. (aunque en sus primeros días pierde de un 5 a un 10% del mismo no recuperándolo hasta cumplir el decimo día) y que aumenta unos 500 gr al cumplir el mes.
Es por lo anteriormente expuesto que es recomendable pesar al bebé una vez al mes y no cada semana. Por lo que a la longitud del recién nacido respecta, es normal que al nacer el bebé mida entre 48 y 52 cm. (aunque es complicado efectuar tal medición por ser muy difícil estirarle las piernas) siendo esta es la razón por lo que tal dato no sea completamente exacto. En cuanto al perímetro craneal se refiere (medido con una cinta métrica por encima de las cejas y de la protuberancia occipital) éste alcanza al nacer unos 34-35 cm. Sin embargo hay que tener en cuenta que en aquella ocasión su cabeza estaba afectada por el amoldamiento de la cabeza tras el parto. La medida y vigilancia del perímetro craneal es importante para detectar cualquier anomalía (macrocéfala o microcefalia). Las fontanelas posterior y anterior (separaciones blandas que impiden que los huesos del cráneo se suelden) suelen cerrarse la primera (posterior) antes de los 2-3 meses y la segunda (anterior) entre los 9 y los 18 meses.
La auscultación torácica suele poner de manifiesto que el corazón del recién nacido late entre los 130 a 160 pulsaciones por minuto. En cuanto a la frecuencia respiratoria ésta suele ser de unos 40-60 respiraciones por minuto. La exploración cuidadosa de ambas caderas mediante la separación de las mismas (maniobra de Ortolani) descarta la presencia de una luxación o una cadera inestable. Si la cadera esta luxada el tratamiento es más eficiente cuanto las precozmente se instaura. Otra de las revisiones que llevara a cabo el pediatra es la presencia de los reflejos automáticos (ya revisados en el primer chequeo llevado a cabo en la misma sala de partos) los cuales irán desapareciendo paulatinamente dejando así constancia del desarrollo correcto del bebé. El examen de la piel será también objeto de revisión por lo que respecta principalmente a su coloración y presencia de pequeñas alteraciones (manchas etc.).
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