La “espirometría” es una prueba o técnica en la que se mide la cantidad de aire que entra y sale de los pulmones y a que velocidad lo hace tanto durante la respiración normal o espontánea como en aquella forzada.
La espirometria ofrece una información para conocer como respira el niño y en que grado esta alterada. A la vez es importante el llevarla a cabo para así confirmar (diagnosticar) la presencia de ciertas enfermedades pulmonares (tales como el asma) y para segur la evolución de la mismas.
La espirometria consiste en un tubo que se coloca en la boca del niño (con la nariz pinzada) pidiéndole que sople súbitamente y con fuerza hasta que haya vaciado por completo el aire contenido en los pulmones (espirometria forzada).
Además de la valoración de la función respiratoria la espirometría sirve además para realizar valorar la capacidad de reacción del pulmón frente a ciertas sustancias o sobresfuerzos. La espirometria carece en absoluto de riesgo, sin embargo ha de ser llevada a cabo por personal especializado.
En caso de que el niño no colabore en su puesta en práctica existen otras pruebas para estimar la función pulmonar.