El irse de vacaciones con un niño significa un cambio en su rutina diaria dando lugar a que pueda cambiar el ritmo de sus deposiciones y presentar estreñimiento (puesto que el calor y la sudoración pueden hacer descender el nivel de líquidos corporales dando lugar a que las heces sean más secas y duras). Sin embargo una serie de medidas puede prevenir tal cuadro. La administración suficiente de zumos y líquidos en estos casos y el respetar el horario de alimentación para que el ritmo de evacuación no varié y se altere debe ser prioritario en estos casos (el niño debe sentirse como en casa). Si tarda más de tres días en adaptarse es preciso consultar con el pediatra.
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