El “correpasillos” es un juguete (coche, autobús o animal etc) con ruedas y con una barandilla o asa trasera para que el niño se agarre y camine apoyado en ella (opcionalmente puede haber una superficie para sentarse pudiéndose en este caso usarse como vehículo).
La edad en la que el niño puede empezar a utilizar el correpasillos oscila entre los 10 y los 16 meses, es decir desde que el niño se mantiene en pié por sí solo sin perder el equilibrio y da sus primeros pasos. Antes es peligroso por el riesgo de caídas (por tal razón nunca hay que perder de vista al niño por si choca). Es conveniente al elegirlo comprobar su estabilidad y resistencia a impactos.
Sin embargo hay que tener en cuenta que el correpasillos no es un aparato para aprender a andar sino para ejercitar la marcha una vez ha dado ya sus primeros pasos. Con tal aparato el niño apoya completamente la planta de sus pies y aprende a distribuir el peso de su cuerpo sobre ambas piernas mientras camina. A la vez que fortalece los músculos de sus brazos y piernas favorece la coordinación de sus ojos y pies y afianza, su sentido de equilibrio. Para los niños más pequeños muchos correpasillos incluyen la función de balancín (con un mango desmontable para que pueda controlarlo un adulto). Antes de comprarlo hay que asegurarse de que cumple con las normas europeas de seguridad
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