En aquellos bebés inquietos la música (de sonidos suaves y armoniosos) puede resultar de utilidad para ayudar a inducir el sueño del bebé.
Ahora bien, ello tiene el inconveniente de que el bebé se acostumbre y deba mantenerse tal práctica durante mucho tiempo, puesto que si no la oye no se duerme. Una solución a ello es quitarla cuando el niño empieza a adormecerse.
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