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El curso escolar llega a su ecuador y, probablemente, es un momento en que muchos padres están preocupados en cómo cuidar que sus hijos estén en las condiciones óptimas para conseguir buen rendimiento escolar. Entre los “deberes paternos” se incluyen acciones de responsabilidad como entrevistarse regularmente con sus tutores, proveer a los niños de todo el material escolar necesario, y, detectar a tiempo aquellas actitudes que pueden interferir en su aprendizaje, a veces incluso acudiendo al asesoramiento de expertos. Pero ¿nos acordamos de que es esencial alimentar adecuada mente su cerebro?
Pese a que todos nos esforzamos por proporcionar a nuestros hijos una dieta variada, completa y equilibrada, las apetencias particulares de los niños, el desconocimiento de cómo combinar los alimentos de forma óptima, la falta de tiempo para confeccionar y elaborar menús adecuados puede ser un obstáculo para alcanzar la alimentación perfecta.
Para procurar la alimentación que mejor cubra sus necesidades intelectuales, debemos de contemplar dos aspectos primordiales: Por un lado es importante detectar los déficits nutricionales más habituales en la dieta infantil y que acaban pasando factura, por otro, es muy útil tener en cuenta que existe una serie de nutrientes y suplementos nutricionales que pueden ser unos excelentes aliados para complementar y reforzar las necesidades nutricionales del escolar, especialmente ante determinados retos o en los momentos críticos del año.
De todos nutrientes que podemos aportar a los niños para potenciar sus capacidades intelectuales, los ácidos grasos omega 3 son quizás los más desconocidos.
Según datos publicados en el primer gran estudio español sobre la población infantil (estudio en Kid) escolares españoles presentan un déficit crónico de ingesta de omega 3 debido a que su dieta es especialmente pobre en frutos secos, lino, chía y, especialmente en una de sus mayores fuentes: el pescado. Un niño debería tomar un mínimo de 3 raciones de pescado a la semana, para evitar esta carencia.
En la grasa del pescado marino son especialmente abundantes unos aceites ricos en 2 tipos de ácidos grasos de la familia omega 3: DHA y EPA.
DHA no solo es el ácido graso de la familia omega 3 que reúne un mayor número de propiedades en el campo de la salud sino que, además, es una grasa crucial para el desarrollo del sistema nervioso y visual pues forma parte de la estructura de neuronas y células de la retina. Al final de la gestación y en los primeros años de vida las necesidades son especialmente altas y aunque este crecimiento se ralentiza con el paso del tiempo, no debemos olvidar que el tejido cerebral prosigue su desarrollo hasta los 20 años de edad aproximadamente.
Múltiples ensayos clínicos han demostrado que la ausencia de DHA comporta déficits neurológicos y visuales. Pero lo más sorprendente e interesante ha sido descubrir que una adecuada y continuada ingesta de este ácido graso puede mejorar la fluidez verbal, el coeficiente intelectual y la concentración así como disminuir el riesgo de conductas antisociales y la aparición de transtornos de déficit de atención.
Embarazada (foto) |
Madre lactante (foto) |
Bebé (6 meses -2 años) |
Niños mayores de 2 años |
200 mg de DHA añadidos a la ingesta normal de omega3 |
200 mg de DHA añadidos a la ingesta normal de omega3 | 100 mg DHA |
250 mg DHA |
Viendo los hábitos dietéticos de nuestra población en general, hay que reconocer que estamos aún muy lejos de cumplir estas recomendaciones. Los estudios realizados sobre el consumo de pescado en España demuestran que en los hogares con hijos se consume la mitad de pescado que en hogares sin niños. A todo ello hay que añadir los recelos que ocasiona la Agencia Española de Seguridad Alimentaria recomendando evitar un consumo excesivo de pescados de gran tamaño (atún, pez espada) por el riesgo de acúmulo de mercurio en sus tejidos por lo que numerosos padres acuden a suplementos (perlas de aceite de pescado) ya que estos siguen un riguroso control de calidad que garantiza la ausencia de metales pesados y otros contaminantes.
Actualmente se comercializan muchos complementos a base de aceites marinos. Los nutricionalmente más interesantes son los que aportan sobretodo DHA. También es importante considerar aspectos de calidad: la procedencia y el modo de obtención del aceite garantizarán ausencia de contaminantes que tanto nos preocupan. Finalmente, no todos los aceites marinos se aprovechan igual por parte del organismo humano. Las formas de tipo triglicérido o fosfolípidos son moléculas que sí reconoce y absorbe nuestro organismo.
Aún suponiendo una alimentación completa y equilibrada, nuestros hijos se enfrentan a multitud de pequeños contratiempos (enfermedades y convalecencias, épocas de exámenes o actividades extraescolares) que reducen sus defensas y aumentan su cansancio. Todo ello contribuye a dificultar el buen rendimiento escolar. Afortunadamente existen en la naturaleza una serie de alimentos (superfoods) con propiedades especiales:
Asesor del tema : Carmen Perlasia (Médico experta en nutrición). Coordinadora del Departamento de Formación, Santveri.