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Estar embarazada no es impedimento para viajar siempre que la gestación transcurra sin complicaciones y este cerca la fecha del parto.
Primer trimestre
Es conveniente que los desplazamientos durante el primer trimestre no impliquen fatiga alguna para la embarazada.
Segundo trimestre
La mejor fecha para viajar es a partir de la 18ª semana puesto que es cuando la mujer se halla mejor físicamente y el volumen de su abdomen aún no le incomoda demasiado. Además en este trimestre la gestante presenta una buena movilidad (siendo menor el peligro de abortar).
Tercer trimestre
Entre las 28ª y la 34ª semanas de embarazo conviene evitar los desplazamientos largos y sin asistencia sanitaria por si se presentase el parto de manera intempestiva, siendo a partir de la semana 34 cuando ya no es recomendable se mueva mucho. Corresponde al ginecólogo decidir el viaje en función del estado de la embarazada y en la necesidad del desplazamiento.
Para cualquier sorpresa que pudiera presentarse es conveniente al salir de viaje llevar un resumen del historial médico con los datos clínicos facilitados por el ginecólogo (por si fuera necesario acudir a otro médico, clínica u hospital) en el lugar de destino). A la vez es también conveniente llevar una agenda con los números de teléfono más importantes de familiares y amigos, la documentación pertinente de los seguros médicos y un neceser con todo aquello imprescindible en caso presentarse un parto prematuro).
Al elegir el medio del transporte para viajar hay que tener en cuenta varios factores entre ellos el tiempo que se tarda en llegar al destino elegido, la comodidad de los asientos, la movilidad dentro del mismo y el acceso a los aseos.
Viajar en coche
El viajar en “coche” suele ser la mejor opción en caso de trayectos cortos, sin embargo por su escasa movilidad interior y el mayor riesgo de accidentes no parece ser el más cómodo. Hay que tener en cuenta la colocación obligatoria del cinturón de seguridad en el citado medio de transporte el cual deberá ajustarse de forma distinta a la habitual (colocarlo debajo del vientre situando la parte superior del mismo entre los pechos y cruzando uno de los hombros). Es importante parar cada dos horas como mínimo para estirar las piernas, ir al lavabo y caminar durante unos diez minutos.
Viajar en tren
El “tren” es la forma más cómoda de viajar pues es más fácil cambiar la posición durante el trayecto así como levantarse y caminar de vez en cuando. Los trenes de alta velocidad son la mejor opción por ser mas cómodos y en el recorrido se tarda menos tiempo.
Viaje en avión
Los viajes en “avión” no implican ningún riesgo tanto para la madre como para el futuro bebé (excepto en aquellas embarazos complicados o de riesgo). Sin embargo es preferible no volar en el último mes del embarazo (por el riesgo de rotura de la bolsa o parto prematuro). En tales viajes y si el trayecto es largo se recomienda pasear por el pasillo del avión unos cinco minutos cada hora A la vez hay que procurar no estar sentada mucho rato en sitios con poco espacio ya que ello puede provocar una trombosis venosa si la embarazada se halla afecta de varices . El cinturón de seguridad debe colocarse debajo del vientre (sobre las caderas). Los detectores de metales son inocuos para las embarazadas.
Viajar en autobús y barco
El “autobús” es uno de los transportes menos recomendable puesto que no suelen tener baño (y si lo hay es de pequeñas dimensiones), los asientos son estrechos y no se puede pasear (siendo por tanto mínimas las posibilidades de movimiento).
Los viajes en “barco” se consideran muy poco aconsejables para una gestante puesto que su movimiento o vaivén puede dar lugar al típico mareo. En caso de elegir un crucero conveniente, antes de iniciar el viaje el visitar al médico del barco y poner a su disposición la historia clínica referente al embarazo en curso. En los cruceros no es conveniente excederse en el programa de actividades que suelen ofrecer los mismos (excursiones etc.).