En los niños la siesta en particular (aunque sea de unos 30 minutos) parece ser necesaria y conveniente hasta los cinco años por influir en su desarrollo tanto físico como psicológico. (sin embargo ciertos niños prescinden de ella a partir de los 4 años). Se ha demostrado que los niños que no hacen la siesta se sienten intranquilos y hasta excitados a la hora de dormir por la noche. Los padres han de tener en cuenta que la siesta no es incompatible con el sueño nocturno ,sino que más bien lo complementa.
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