“Está siempre en la luna”, “está en las nubes”, “está en su mundo y no se entera de nada” son algunas de las expresiones frecuentes en boca de padres y educadores sobre estos niños aparentemente ausentes de lo que pasa a su alrededor.
A menudo se trata de niños con una desbordante imaginación que se refugian con gran facilidad en sus aventuras fantásticas, para desconectarse del entorno o para eludir sus obligaciones cotidianas, tanto hogareñas como escolares, bien sea porque no les apetezca realizarlas, porque las consideren aburridas (por tratarse de niños muy inteligentes) o por el contrario, porque no sepan como realizarlas (por ser niños poco inteligentes).
En algunos casos tal ausencia puede ser debida a una desconexión ambiental, consecuencia de un trastorno orgánico (sordera o hipoacusia), alteración más frecuente de lo que en principio se cree, o en un pequeño porcentaje de niños a un severo deterioro mental (psicosis tipo autismo).
Por último, otra clasificación de niño ausente, propia del período infantil, es la debida a una alteración en las conexiones neuronales del cerebro, que se presenta en niños con edades comprendidas entre los tres y los doce años, y se conoce como “ausencias” o “crisis de pequeño mal” (para diferenciarlas de las crisis epilépticas de gran mal o convulsiones propiamente dichas). Tales crisis se manifiestan por pérdida brusca de la conciencia, que dura escasos segundos (la aparición de ciertas puntas y ondas características en el electroencefalograma confirman el diagnóstico de las mismas) con recuperación instantánea, es decir, el niño prosigue la actividad que estaba desarrollando antes de la crisis como si nada hubiera ocurrido.
Estos niños ausentes son inteligentes pero presentan un mal rendimiento escolar por falta de atención, por ser olvidadizos, etc., siendo etiquetados de zoquetes. Sin embargo, una adecuada medicación puede ser de gran ayuda e incluso llegar a resolver la mayoría de estos casos.
Es importante, pues, buscar la razón por la cual un niño está ausente,calibrando las causas que realmente afectan a su rendimiento social o escolar, y poner las soluciones pertinentes.
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