“Haciendo la pipa”. Es de sobras conocido que la succión del dedo pulgar, popularmente conocido como “hacer la pipa”, es un hábito muy frecuente durante el primer año de edad (con una mayor incidencia en el segundosemestre)“.
Los momentos óptimos de su aparición son en el destete, cuando se disminuye el número de comidas o al suprimir el chupete. En estos casos el niño tiene que suplir de alguna manera la disminución de su estimulo oral buscando el sustituto que tiene más a mano (nunca mejor dicho), y qué mejor que su propio dedo, que jamás se le perderá y siempre estará a punto.
Estadisticamente se considera que la mitad de los niños a la edad de cinco años todavía hacen la pipa y que en un 9% de los casos tal habito persiste hasta los doce años. Es curioso el hecho de que los niños varones tienen más tendencia al hábito que las niñas sin embargo al crecer dejan de hacerlo antes que ellas porque adquieren nuevos hábitos. A la vez es rara presencia de antecedentes familiares.
Este hábito de “hacer la pipa” no tiene nada de “malo” (a pesar de que durante tiempo ha tenido mala prensa por interpretarlo como un acto cargado de erotismo). El verdadero problema está en los desastres bucales y dentales que produce la continua presión del dedo sobre las estructuras de la boca (paladar ojival, desplazamiento de los dientes hacia delante, etc.). Por otra parte, este hábito da lugar a un estigma de “seriedad” en los niños que lo practican puesto que son incapaces de sonreír debido a que la presión continua del dedo debilita progresivamente la musculatura facial encargada de la expresión de la alegre risa.
Para evitar la succión de los dedos hay que pensar en primer lugar en posibles trastornos precoces del hábito alimentario, por ejemplo, poco esfuerzo del bebé en la succión de los biberones (tetinas que permiten excesiva salida de leche), o cambios bruscos en los horarios de comidas. Para paliar el chuparse el dedo es perfectamente admisible el uso de chupetes (preferiblemente aquellos denominados anatómicos). A la vez, hay que ofrecer al niño otras actividades que le diviertan y gratifiquen, premiándole la no-succión de los dedos.
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