Las quemaduras por llama son consideradas como una de las más frecuentes en los niños de uno a cuatro años dando lugar a una alta cifra de mortalidad en el hogar y dejar secuelas funcionales y estéticas en caso de accidente fortuito.
Las cerillas, el encendedor y los líquidos inflamables son uno de los elementos que más llaman la atención de los niños, razón por la cual no deben estar nunca a su alcance sino que deben guardarse en una habitación o en un armario bien cerrado.
Las estadísticas demuestran que niños y cerillas son una peligrosa combinación y que el 5% de las muertes por incendios se producen por prenderse la ropa.
Como medidas educativas de prevención hay que citar…
- El mantener las cerillas y los encendedores fuera del alcance de los niños ya que jugando pueden ocasionar un incendio.
- No dejar nunca a los niños solos en la cocina.
- Instalar siempre marcadores de fuego o detectores de humo.
- Procurar que la campana extractora de humos esté siempre limpia.
- Todas las bombonas de butano mientras no se utilizan deben guardarse en el balcón.
- Tener siempre a mano para extinguir las llamas (en lugar asequible para su uso inmediato) un extintor.
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