El “ojo vago o ambliopía” es una de las causas más frecuentes de pérdida de visión en la infancia. Aunque tal alteración es más común que afecte a un solo ojo (unilateral) en ocasiones, puede afectar a ambos. Normalmente la ambliopía suele diagnosticarse entre los 3 y los 5 años de edad aunque generalmente se padece desde el nacimiento.
La ambliopía unilateral puede, en ocasiones, pasar inadvertida y no ser diagnosticada (en caso de no acompañarse de otra alteración visual) puesto que el ojo sano compensa la falta de visión del ojo vago. Es por este motivo por el cual hay que levar a cabo paródicamente revisiones oftalmológicas en los niños. Los casos de ambliopía binocular ,es decir afectando a los dos ojos, por sus síntomas (fundamentalmente mala visión generalizada) son más fáciles de diagnosticar.
El objetivo del tratamiento de la ambliopía es forzar al ojo afectado a que trabaje y recupere su agudeza visual perdida para ello el oftalmólogo ocluye el ojo sano con un parche durante unas cuantas horas del día recomendando llevar a cabo actividades en las que se requiera fijar la vista (dibujar, leer, etc.) Posteriormente (cada 3-6 meses) ira vigilando la evolución del mismo reduciendo el número de horas que ha de llevarse el parche. Otros controles deben llevarse a cabo cada dos años hasta que el niño cumpla 11 o 12 años (para controlar las recaídas que pudieran producirse).
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