En sus primeras semanas de vida el bebé duerme casi todo el día. Hacia el año descansa una hora por a mañana y dos por la tarde. Al llegar a los dos años el niño sigue necesitando esa siesta cuya duración oscila entre una y dos horas. A partir de los tres años los niños aun necesitan un rato de siesta.
El descansar un rato después de comer parece tener muchas ventajas. Una de ella es que ayuda a recuperar las energías perdidas por la mañana. La media ideal de la duración de la siesta está entre una o dos horas.
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